domingo, 24 de mayo de 2009

ENCICLICAS SOCIALES

 

Las Encíclicas Sociales son los pronunciamientos oficiales del Papa sobre temas sociales dirigidos a los obispos, creyentes y a toda la humanidad. Conforman en su conjunto la doctrina social de la Iglesia Católica.

Desde León XIII con Rerum novarum (sobre las cosas nuevas)' sobre la cuestión social en 1891, a ella se siguen refiriendo los pontífices, Pío XI en  Cuadragésimo anno (a cuarenta años) sobre las cuestiones laborales en 1931, Juan XXIII en Mater et Magistra ('Madre y Maestra) sobre los campesinos en 1961, después Pacem in terris (Paz en la Tierra) en 1963, Pablo VI sobre Populorum progresiumm  (el progreso de los pueblos) en 1967 y Ochenta Aniversario sobre los nuevos problemas sociales en 1971. Laborem Exercens en 1981,Juan Pablo II, el 'Trabajo Humano', 'Solicitud de la cosa social', Sollicitudo rei socialis con temas sociológicos y metodológicos de la situación de la humanidad en 1988, Centesimus annus (Centésimo año) cosas nuevas de hoy en 1991, cuestiones agrícolas, Veritatis splendor en 1993, esplendor de la verdad y Evangelium Vitae de 1995, sobre la vida humana, evangelio de vida sobre el valor de la vida.

 

Mater et magistra 

Es una carta encíclica del Papa Juan XXIII que fue promulgada el 15 de mayo de 1961. Trata sobre el reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la Doctrina Cristiana y presenta a la Iglesia como Madre y Maestra, de allí su nombre en latín Mater et Magistra. Fue anunciada el día anterior ante miles de personas en un discurso dirigido "a todos los trabajadores del mundo".

Juan XXIII, advierte que la cuestión social tiene una dimensión mundial y que así como se puede hablar de personas pobres, también se ha de hablar de sectores pobres y naciones pobres. El desarrollo de la historia muestra cómo las exigencias de la justicia y la equidad atañen tanto a las relaciones entre trabajadores dependientes y empresarios o dirigentes, como a las relaciones entre los diferentes sectores económicos, y entre las zonas económicamente más desarrolladas y las zonas económicamente menos desarrolladas dentro de una misma nación; y, en el plano mundial, a las relaciones entre países en diverso grado de desarrollo económico-social. Un problema de fondo es cómo proceder para reducir el desequilibrio entre el sector agrícola, y el sector de la industria y los servicios; y para que mejore la calidad de vida de la población agrícola-rural.

Sostiene que la justicia y la equidad exigen que los poderes públicos actúen para que las desigualdades entre zonas económicamente más desarrolladas y menos desarrolladas sean eliminadas o disminuidas y en las zonas menos desarrolladas se aseguren los servicios públicos esenciales.

 

Pacem in terris

La encíclica Pacem in terris (Paz en la Tierra), es la última encíclica de las ocho escritas por el Papa Juan XXIII. Publicada el día 11 de abril de 1963, 53 días antes de fallecer el pontífice, coincidiendo con la celebración del Jueves Santo. En ella hace una profunda reflexión sobre las condiciones que han de imperar para que haya una verdadera paz en el mundo. Nos hace ver la común pertenencia a la familia humana y nos ilumina respecto a la aspiración de las gentes de todos los lugares de la tierra a vivir en seguridad, justicia y esperanza ante el futuro.

 

Además de esta estructura plantea 4 principios fundamentales para alcanzar la PAZ: 1ro.La Verdad: Fundamento de la justicia; 2do. La Justicia: Marco de la Paz; 3ro. El Amor: Motor de la Paz; y 4to. La Libertad: Clima de la Paz. La Paz construida sobre el fundamento de la Verdad.

 

Populorum progressio

Es la carta encíclica del Papa Pablo VI promulgada el 26 de marzo de 1967. Trata sobre el desarrollo de los pueblos, de allí su nombre en latín, Populorum Progressio.

La encíclica está dedicada a la cooperación entre los pueblos y al problema de los países en vías de desarrollo. El Papa denuncia que el desequilibrio entre países ricos y pobres se va agravando, critica al neocolonialismo y afirma el derecho de todos los pueblos al bienestar. Además presenta una crítica al capitalismo y al colectivismo marxista. Finalmente propone la creación de un fondo mundial para ayudar a los países en vías de desarrollo.

Es una de las más famosas e importantes de Pablo VI aun cuando en su momento fue objeto de debates (por ejemplo, en cuanto al derecho de los pueblos a rebelarse incluso con la fuerza contra un régimen opresor) y críticas por parte de los ambientes más conservadores.

La propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario.

Encíclica Populorum Progressio, núm. 23

 

 

Sollicitudo rei socialis 

Es la carta encíclica del Papa Juan Pablo II, promulgada el 30 de diciembre de 1987, con ocasión del vigésimo aniversario de la encíclica Populorum Progressio, acerca de la preocupación social de la Iglesia.

En la introducción el Papa Juan Pablo II recuerda el hito que marcó la publicación de la encíclica Rerum Novarum y cómo los documentos del Magisterio que la han seguido, se publican con motivo de aniversarios de esta intervención destacada. Así sucedió con la Populorum  Progressioque es la ocasión de este nuevo documento. Juan Pablo II fija los objetivos de esta nueva encíclica: homenajear el documento de Pablo VI y afirmar la:

continuidad de la doctrina social junto con su constante renovación. En efecto, continuidad y renovación son una prueba de la perenne validez de la enseñanza de la Iglesia.

Sollicitudo rei socialis, núm. 3

En la primera parte, el Papa recuerda la ocasión y la novedad de las enseñanzas que Pablo VI ofreció con su encíclica. Se trata -afirma- de un documento de aplicación de las conclusiones del Concilio Vaticano II a los problemas del tiempo (desigualdad social y económica, destino universal de los bienes y las ventajas y peligros del desarrollo).


Rerum novarum

 (latín: 'De las cosas nuevas') es la primera encíclica social de la Iglesia Católica. Fue promulgada por el papa León XIII el viernes 15 de mayo de1891. Fue una carta abierta dirigida a todos los obispos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras. En ella, el papa dejaba patente su apoyo al derecho laboral de formar uniones o sindicatos, pero sin acercarse al marxismo, pues también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la propiedad privada. Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría corporativismo.

Aun cuando se ha debatido sobre sus posiciones o declaraciones particulares, es claro que este trabajo fue notable como resumen de muchos asuntos planteados por la revolución industrial, por el creciente problema obrero y las sociedades democráticas modernas. Con esta encíclica la Iglesiapretendió, entre otras cosas, paralizar la "descristianización" de las masas trabajadoras, en un período en el cual la credibilidad de la Iglesia se veía disminuida debido a que los sectores populares de la cristiandad e incluso del clero, se inclinaban por las ideas revolucionarias. Se acepta generalmente que la encíclica Rerum Novarum es la carta de fundación de la democracia cristiana y una pieza clave de la Doctrina social de la Iglesia.

 

Quadragesimo Anno 

Es una carta encíclica del Papa Pío XI, promulgada el 15 de mayo de 1931, con ocasión de los 40 años de la Encíclica Rerum Novarum, de allí su nombre en latín, Quadragesimo Anno (en el cuadragésimo año). Trata sobre la restauración del orden social y su perfeccionamiento en conformidad con la ley evangelizadora y está dirigida a los Obispos, sacerdotes y fieles católicos.

 

Tras hacer un resumen de las intervenciones anteriores de León XIII en los temas más sociales, hace un elogio de la Rerum novarum sea por su oportunidad (la penetración de un nuevo sistema económico y el desarrollo industrial habían producido una fuerte división de clases sociales). Luego resume la misma encíclica recordando el modo en que León XIII se hizo cargo del problema de los obreros sin pasar por el liberalismo ni por el socialismo.

El Papa Pío XI recuerda también los frutos que dio la encíclica: el hecho de que los gobernantes que hubieron de reconstruir el mundo después de la Primera Guerra Mundial se rigieran en cierta medida por los principios enunciados por la Rerum Novarum, la mejora de la situación de los obreros y las líneas dadas sobre sus asociaciones.

 

Centesimus Annus.

Carta Encíclica del Papa Juan Pablo II, promulgada el 1 de mayo de 1991, con ocasión del Centenario de la enclica Rerum Novarum, de allí su nombre en latín Centesimus Annus.

Está dirigida a los Obispos, al Clero, a las Familias religiosas, a los Fieles de la Iglesia Católica y a todos los Hombres de Buena Voluntad.

La Iglesia y la comunidad política

«Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios, y que no te dejas llevar de nadie, pues no haces acepción de personas. Dinos, por tanto, qué te parece: ¿es lícito dar tributo al César o no? (...) Jesús les respondió: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Le respondieron: Del César. Entonces les dijo: Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»(1)

Jesús da una respuesta que no alcanzan a entender y que es al mismo tiempo absolutamente fiel a su predicación sobre el Reino de Dios, viniendo a decir: Dad al César lo que le corresponde, pero no más de ello, pues también hay que dar a Dios lo que le corresponde, reverso necesario de la cuestión, que ellos sin embargo no habían planteado. No están en el mismo nivel, ya que para un buen israelita Dios trasciende toda medida humana; al César, el poder público, corresponde la tributación, necesaria para el ordenamiento temporal de la sociedad; a Dios evidentemente hay que darle el cumplimiento de todos los mandamientos, que implican el amor y la entrega personales, como criaturas del Creador. Y así la respuesta de Jesús supera el horizonte humano de los tentadores, está por encima del sí y del no, que querían arrancarle.

 

En definitiva, Jesucristo reconoció entonces el poder civil y sus derechos, pero avisó claramente que deben respetarse también los derechos superiores de Dios, y señala como parte de la voluntad de Dios el cumplimiento fiel de los deberes civiles.

 


 La Iglesia y el Estado

«La comunidad política y la Iglesia, cada una en su ámbito propio, son mutuamente independientes y autónomos. Sin embargo, ambas, aunque por título diverso están al servicio de la vocación personal y social de unos mismos hombres. Tanto más eficazmente ejercerán este servicio en bien de todos cuanto mejor cultiven entre ellas una sana colaboración, teniendo en cuenta también las circunstancias de lugar y de tiempo. Pues el hombre no está solamente limitado al orden temporal, sino que, viviendo en la historia humana, conserva íntegramente su vocación eterna).

Colaboración entre Iglesia y Estado
La Iglesia en cuanto institución tiene una presencia ante la comunidad política, que es preciso considerar atentamente. Iglesia y Estado se presentan como sociedades plenamente configuradas en su respectivo ámbito y necesitan establecer relaciones mutuas de armonía, tanto en el plano de los hechos como en el ámbito jurídico. Se dice que ambos poderes son originarios e inderivables el uno del otro; por eso son incompatibles con la doctrina cristiana las teorías monistas sobre el poder: aquellas que admiten sólo el poder del Estado (ateísmo de Estado, laicismo,...) o sólo el poder religioso (teocracia, fundamentalismo, integrismo...).

Las relaciones entre la Iglesia y el Estado han de ser lógicamente de unión y colaboración mutua, aunque cada uno actúe dentro de su propio orden. 

Colaboración que parte del mutuo reconocimiento de ser sociedades diferentes, con naturaleza, organización y personalidad jurídica propias; y esto se lleva a cabo mediante la regulación jurídica de aquellas materias que afectan a los fines de ambos, como son el derecho a la vida, la educación, el matrimonio, la comunicación social, o la asistencia a los necesitados. Son las llamados cuestiones mixtas.


 

 


 

 

 

LA FAMILIA


LA FAMILIA COMO NUCLEO 

La familia supone una profunda unidad interna de dos grupos humanos: padres e hijos que se constituyen en comunidad a partir de la unidad hombre-mujer. La plenitud de la familia no puede realizarse con personas separadas o del mismo sexo.

Toda familia auténtica tiene un "ámbito espiritual" que condiciona las relaciones familiares: casa común, lazos de sangre, afecto recíproco, vínculos morales que la configuran como "unidad de equilibrio humano y social".

La familia tiene que equilibrarse a sí misma. De esa manera enseña el equilibrio a los hijos. Ese equilibrio de la familia va a contribuir al equilibrio social.

La familia es el lugar insustituible para formar al hombre-mujer completo, para configurar y desarrollar la individualidad y originalidad del ser humano.

Desde la fe, la Iglesia proclama lo sublime del camino cristiano de la vida matrimonial y la familia. Desde la visión de la obra redentora del Salvador, la enseñanza de la Iglesia no sólo valora socialmente el amor conyugal que se constituye en familia, alcanzando en el sacramento una dimensión de camino hacia la santidad, sino que entiende que los cristianos llamados a la vida matrimonial reciben de Dios una convocatoria que los invita a la perfección humana y cristiana. Precisamente, esa vocación a la santidad, universal llamado a todos los fieles, sella también la identidad del matrimonio cristiano, y abre la dimensión del amor de la pareja a un horizonte de caridad y solidaridad fraternas.

No es el matrimonio un estado de egoísmo de a dos; es más bien un llamado a superar los egoísmos para abrirse al Amor transformante del Señor, asumirlo en el núcleo familiar, y proyectarlo hacia la vida social toda. En esta perspectiva, el amor conyugal encuentra su razón de ser no sólo en sí mismo y en su dimensión social, sino que recibe su fundamento y orientación del mismo designio salvífico de Dios. http://www.m-v-c.org/subsidios/lff/iglesiayfamilia.htm


La Iglesia y la comunidad política